El fenómeno de nuestros tiempos, la internacionalización.

Una España obstaculizada.

 

No resulta extraño escuchar la palabra internacionalización con la misma frecuencia que escuchamos el término Internet. Tanto Internet como la internacionalización son dos conceptos profundamente anclados en estos tiempos y es por ello que cabe reflexionar sobre su impacto y sus implicaciones en la sociedad en la que vivimos.

La internacionalización es un concepto transversal, ya que, aunque se utilice para referirse habitualmente a la internacionalización de las empresas, va mucho más allá. La doctora Cristina Peñafort, directora de internacionalización de la Universidad Autónoma de Occidente en Colombia dijo en una ocasión: “Nuestra aspiración es que la internalización en casa sea cotidiana, en todos los cursos, en todas las materias”. Es una realidad con la que convivimos y con la que conviviremos siempre. Por lo tanto, cabe destacar que se ha demostrado que es un fenómeno con un gran impacto positivo. 

En el mundo empresarial no cabe duda de que ha supuesto un paso hacia adelante. Una encuesta realizada por KPMG para el informe que publicaron en 2020 titulado “Expansión Internacional de la empresa española: un nuevo escenario global”, afirman que el 94% de las empresas encuestadas corroboran que la internacionalización “favorece el crecimiento en facturación” y para 9 de cada 10 empresa “repercute en beneficio de la imagen de marca de la compañía”. También, en esta misma encuesta para más del 70% “tiene un impacto positivo en la rentabilidad, en la innovación y en la productividad” y “7 de cada 10 directivos encuestados afirman que la internacionalización de las empresas españolas favorece la creación de empleo en el mercado interno”. Estos datos confirman la afirmación anterior respecto al carácter positivo del fenómeno.

En España, el asunto de la internacionalización no es tan fácil como parece. En un artículo publicado por el Real Instituto El Cano se afirma que “los estudios y encuestas que se realizan entre empresas y profesionales extranjeros sobre el clima de negocios en España suelen coincidir en señalar como un obstáculo la limitada competencia en el manejo del inglés por parte de los españoles.” Por tanto, es asunto de interés reflexionar sobre cómo un fenómeno que tiene un impacto sumamente beneficioso puede encontrar los obstáculos en el idioma y hacer que un país como España no esté inmerso en el mercado internacional por esta razón. Cedec, una consultoría de empresas familiares, escribía en un artículo en marzo de 2021 que “solo un 4% de las empresas españolas realiza ventas en el exterior de manera recurrente”, esto resulta un dato realmente preocupante. 

El problema de la falta de internacionalización de la empresa española no se encuentra en la falta de competencias y conocimientos empresariales, sino en la falta de conocimientos de inglés. Por tanto, ¿se va a permitir que el obstáculo del inglés siga ralentizando el crecimiento? Ojalá que no, pero para esto hará falta esfuerzo por parte de todos.

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